sábado, 15 de diciembre de 2007

Reciclaje, arte y diseño, juntos por un fin de semana.

Vuelve un año más a Barcelona el Festival Internacional de Reciclaje Artístico, DRAP ART para los amigos que lo conocen y redescubren desde hace once años. El CCCB (Centre de Cultura Contemporani de Barcelona) acoge del 14 al 16 de Diciembre unas jornadas dedicadas al reciclaje y su aplicación al diseño de productos cotidianos y otras excentricidades varias valiéndose de numerosos talleres, tablas redondas, proyecciones, conciertos y una exposición por vez primera en el FAD.

Lo cierto es que variedad en el DRAP ART de este año no ha faltado. Más de una decena de actividades por día, unas repetidas y otras no, casi garantizaban una buena jornada entre basura al servicio del ser humano. Los tres días, y desde las once de la mañana, el visitante se podía pasear por un colorido Mercado de Arte reciclado donde comprar unos últimos regalos para estas fechas. Bolsos de discos de vinilo, carteras de caucho, candelabros de vidrio, joyas de CD’s, broches de papel de periódico pintado o pendientes-tecla son algunos de los complementos más a la moda y a la venta. Lo que no acompañaba tanto, en ocasiones, era su precio, pero todo se puede llegar a perdonar sabiendo que estamos colaborando con un mundo más sostenible.

Lo que tal vez era menos sostenible era la diminuta capacidad de los talleres que tanto se publicitaban y recomendaban... ocho sillas en el taller de ropa reciclada y el conformarse con ver como recuperaban neumáticos los chicos de Millegomme son algunos de los ejemplos del cupo de dichas propuestas. Eso sí, hay que decir que a éstos últimos y a los de MAKEA, el tiempo no les acompañaba en la Plaza de Joan Caromines.

Este año el DRAP ART se ha dejado acompañar de dos nuevas propuestas. Por una parte, la exposición colectiva que acogía el FAD donde podríamos ver piezas que semejaban juguetes o elementos decorativos con antiguos instrumentos cotidianos o alguna que otra pieza demasiado abstracta. Algo que parecia funcionar era el vestido de chapas, que a todos gustaba y que dejaba olvidar por un momento el “no tocar” típico de las exposiciones. La segunda idea exclusiva para este año parece que eran las puertas que dominaban y robaban el espacio a los inherentes “skaters” de la Plaça dels Angels. Una intervención del espacio público de la mano de Alverto Carvajal y Emilio Berrocal.

El broche tanto final como inicial lo ponía la música. Aunque la inauguración en sí del DRAP ART se produjo horas después de la apertura de puertas, el primer día se pudo disfrutar de un sensacional concierto-actuación por parte del Circus Delirium y Selva de Mar. El domingo a las 10 de la noche se quiso dar final al festival pero para esa ya tocaba poner 3 euros. Siempre, música reciclada.

En definitiva, una gran propuesta de cita obligada que si se ha visto pasar como una oportunidad perdida, siempre se podrá enmendar el pecado y deuda con el DRAP ART y el planeta Tierra acudiendo a la Carbonería, sede fija a modo de ONG.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Cinco premios Delta totalmente al desnudo.

El 21 de noviembre, a eso de las 7 de la tarde y con una escasa audiencia inicial que acabaría por hacer lleno, tuvo lugar una conferencia piloto en el Auditori FAD. Moderada por Gonzalo Milá y Uli Marchsteiner, no pretendía otra cosa que acercarnos de forma exhaustiva al proceso de proyección de cinco de los premios DELTA

Once ponientes se extendieron explicando los cinco productos a enseñarnos. Estos son Jaume Ramirez y Fernando Muruzabal con su Bandeja Delica, Joan Gaspar y Javier Marset enredándose con el Neon de Luz, Enric Pericas y Javier Diez con su poético Banco Godot, la Papelera Bina nos la presentaron Josep Maria Serra y Martina Zink casi reconociendo parte de fracaso y ya la sorprendente Silla Binaria que contaba con un tridente: Christine Rook, Otto Canalda i Jordi Badia. Y es esta última la que, a mi juicio, dejaba ver de mejor manera el proceso proyectual. 

Lo curioso de la ponencia sobre la Silla Binaria es el hecho de que se reuniesen su “creador” el científico Jordi Badía, que nos explicaría apasionadamente como la idea procedía de su propio dolor de espalda; Otto Canalda, encargado de pulir el diseño del prototipo que le cedió Jordi y Christine Rook, que casi nos intentó convencer de comprar la silla que su empresa, OKEN, tiene a la venta por unos 200 euros (y que en Ebay no es difícil que supere los casi justificados 300).

A lo largo de sus explicaciones sufriremos, especialmente con Jordi, los problemas y estadísticas argumentativas que iban surgiendo a lo largo de los 2 años de trabajo. De hecho, uno de los problemas en los primeros prototipos, acabará convirtiéndose en un una de sus ventajas. Se trataba del bulto anterior de la silla, que sofocaba los genitales a hombres y mujeres. Es por eso que se encuentra la solución en la curiosa obertura que tanto caracteriza su forma. 

Definido el prototipo, Jordi va a ponerse en contacto con un discreto Otto Canalda que le otorga los toques especiales que no lo dejan en algo meramente ortopédico. Otto va a indagar y dar vueltas al tema hasta que busca una solución agradable a la vista, al tacto, y a nuestra columna. ¿Sus adjetivos? Sensual, dinámica, provocadora, transgresora, cómoda… Canalda hará, además, de puente entre Jordi y OKEN.

OKEN dice preocuparse por vender productos que hagan reflexionar sobre su uso. La silla Binaria, una extensión del propio cuerpo según ellos, conseguirán el sexto premio en su trayectoria… y no es para menos después de todo lo que han movido para presentarnos a binaria, desde una gráfica específica hasta un estreno en un local “de diseño”, cotidiano y artístico, como la misma silla.

Sin lugar a dudas, OKEN ha puesto en su silla el empeño que le ha faltado al FAD en esta ocasión para promocionar un evento que ellos mismos clasificaron como moderado fracaso pero, por suerte, pretenden repetir. Si es que con este tipo de conferencia uno puede incluso averiguar por qué la silla tiene cinco ruedas…